¡ALERTA SPOILERS! :)
Es raro estar así... entre tantos millones.Como vivir una soledad aumentada.
Las historias tienen su ritmo
como la música.
Si te aceleras o vas demasiado lento,
se pierde el efecto y de poco sirve
lo espectacular que sea lo que quieras contar.
El universo no juega a hacerUna gynkana con nosotros.
Las señales están ahí, todas:
las que nos parecen más amables,
las más crueles y las más insignificantes.
Nosotros lo único que hacemos
es elegir en cuál queremos fijarnos.
Incluso los momentos más terribles
esconden un rayo de esperanza.
Como sea pero me parece
que a lo mejor eres de esas personas
que son más felices cuando quieren a alguien.
Y antes de que lo preguntes:
no, no todo el mundo es más feliz cuando quiere a alguien.
Hay personas que no saben querer,
y sufren al mismo tiempo que aman.
Mi madre solía decir que a veces merece la pena
sufrir una tormenta de dolor
si a cambio puedes experimentar una cuarta parte
del amor que describen los libros y las películas.
Al menos, eso decía hace años.
No sé si seguiría pensando lo mismo cuando murió...
"No es oro todo lo que reluce
ni todo el que anda errante está perdido
(El señor de los anillos)
Si le escucharas tocar...
Sus dedos se mueven sobre el teclado como una tormenta,
golpeando cada tecla con la fuerza o la delicadeza
que requiere cada compás.
Parece que ha nacido con un metrónomo en el corazón,
siempre a ritmo.
Míranos a nosotros...
Solo necesitamos perder un vuelo para encontrarnos.
La única distancia insalvable que existe
es la que hay entre la vida y la muerte.
Muchas veces confundimos lo que no vemos
con lo que no tenemos.
Porque hay un millón de posibilidades que podríamos alcanzar
con solo alargar un poco el brazo,
dar un paso adelante o, simplemente,
decir las palabras oportunas en el momento adecuado.
O, en tu caso, escribirlas.
Tengo miedo de dejar de acordarme de ella.
Cuando ocurrió todo
empecé a pensar que, al morir,
las almas se convierten en cometas.
Y que los que nos quedamos aquí recordándolas
llevamos el cordel sujeto a la muñeca.
Siempre están con nosotros y, de alguna manera,
siguen formando parte de este mundo.
Pero si las olvidamos,
el cordel se escapa y la cometa se pierde para siempre.
Yo no quiero que mi madre se pierda.
Aquí es de noche y hay una luna creciente
que hace aún más evidente la oscuridad del mar.
La arena está húmeda y tampoco hay nadie bañándose.
¿Te das cuenta de que
estando el uno frente al otro
estamos viviendo momentos distintos,
en lugares distintos,
como en dos mundos paralelos?
Pues no sé si existen el cielo y el infierno,
pero sí creo que cuando morimos
una parte de nosotros abandona este mundo,
y otra se queda acompañando a quienes nos han querido
a lo largo de nuestra vida.
Y que mientras sigan existiendo personas en la Tierra
en las que hemos dejado huella,
no desapareceremos del todo.
Creo que todos estamos conectados
y que la vida consiste en eso:
en plantar semillas de bondad, cariño, amor...
y dejar que de ellas crezcan árboles
que den sus propios frutos,
y que estos vuelvan a la tierra
dando lugar a otros nuevos.
No necesito hacerte esas preguntas,
En el fondo, me dan igual tus respuestas.
Me dan igual porque no necesito conocer las respuestas
para saber que estoy enamorada de ti.
Dile lo que te preocupa y quizás encontréis una solución entre los dos.
O puede que descubráis que merece más la pena
quererse en la distancia que esperar que el olvido borre
lo que sentís el uno por el otro.
Los orientales creen que todas las personas
nacemos con un hilo rojo atado al meñique,
que nos acompaña toda la vida
aunque no podamos verlo.
Este hilo une nuestra alma a su destino.
Cuenta la leyenda que un joven emperador
le encargó a una bruja famosa
que buscara el otro extremo de su hilo rojo
para saber a quién estaba unido su destino.
La bruja empezó a seguir el hilo,
que le llevó hasta un mercado
donde una campesina sostenía a una niña en brazos.
Entonces le dijo: "Aquí termina tu hilo".
El emperador pensó que la bruja se estaba burlando de él
y empujó a la campesina para marcharse,
con tan mala suerte
que la pequeña se le cayó de los brazos
y se hizo una herida en la frente.
El joven emperador
le dio un saquito de monedas a la campesina
como disculpa,
y ordenó cortar la cabeza a la bruja
por aquella humillación.
Disgustado por el incidente,
dejó de buscar su destino durante un tiempo,
Hasta que un día, el consejero real
le dijo que ya era hora de casarse,
y que lo más conveniente para el reino
era que tomara como esposa a la hija de un poderoso general.
El emperador aceptó y la joven fue llevada a palacio
con un precioso vestido de seda y un velo que le cubría la cara.
Cuando se lo levantó, el emperador vio su rostro bellísimo
con una profunda cicatriz en la frente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario